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La copa menstrual ha supuesto una revolución en el mundo de la higiene íntima. Hoy en día, su consumo está en continuo auge, y cada vez son más las mujeres que se animan a utilizarla por sus diversas ventajas respecto a otros productos de higiene. La copa menstrual es un pequeño recipiente de silicona, como su propio nombre indica tiene forma de copa, y su función es recoger el flujo menstrual.
¿Piensas que es un producto novedoso? Pues bien, la historia de la copa menstrual se remonta a finales del siglo XIX, fue entonces cuando aparecieron los primeros prototipos. En la década de 1930 se comenzó a producir de forma industrial elaboradas con látex. Ha sido actualmente, cuando gracias a su cambio de material y a la variedad de tallas, cuando se ha llegado al público en general. La copa menstrual se ofrece en distintas tallas, para que de este modo de adapten a la fisiología de cada mujer:
- Talla S: Dirigida para mujeres menores de 18 años y que no mantienen relaciones sexuales habitualmente.
- Talla M: Dirigida para mujeres menores de 25 años y que no han tenido hijos por parto vaginal
- Talla L: Dirigida para mujeres mayores de 25 años o que hayan tenido hijos por parto vaginal
Diferencias entre la copa menstrual con los tampones
Normalmente, se compara el uso de la copa menstrual con el de los tampones, su funcionamiento es similar, pero funcionan de forma diferente. El tampón está fabricado con fibras vegetales, por lo que absorbe el flujo sanguíneo menstrual. Sin embargo, la copa lo que hace es recoger este flujo en su interior. Como la sangre queda en el interior, a diferencia de lo que ocurre con otros productos, hace que se eviten olores y manchas. Ambos productos cuentan con diferentes tallas que se puedan adaptar al momento del ciclo y a cada una.
La principal diferencia es que la copa menstrual puede usarse durante diez años, mientras que los tampones son de un solo uso. ¿Qué nos supone esto? Un ahorro considerable, ya que aunque el desembolso inicial sea de aproximadamente unos 20€, nos dura mucho más tiempo. Además, al ser reutilizable contribuimos al cuidado del medioambiente. Además, tampoco necesitas cambiarte cada tan poco tiempo.
Eso sí, la copa también presenta algunos inconvenientes. Al principio puede ser difícil conseguir encajarla, y aunque su duración sea mayor, también hay que cambiarla tras unas 8 horas de uso. Al permanecer más tiempo de lo debido, la copa menstrual, así como el tampón y la compresa, pueden ocasionar la proliferación de bacterias que dañan a los órganos.
Funcionamiento de la copa menstrual
Cuando comienza nuestro periodo de menstruación hay que introducirlo en la vagina para que recoja el flujo sanguíneo. Para introducirla hay que doblarla y una vez dentro, recupera su forma inicial sola. La copa menstrual crea un vacío entre las paredes vaginales de modo que no se mueve mientras la tenemos puesta.
A la hora de cambiar la copa durante la menstruación, hay que vaciarla y limpiarla con agua para volver a colocarla en su sitio. Para quitarla lo ideal es hacer un poco de presión en los lados para que se rompa el vacío y tirar de la anilla para extraerla.
Una vez que la menstruación ha finalizado, es importante hervirla en agua para esterilizarla y la guardamos hasta la próxima menstruación.
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